En la homotoxicología se reconocen seis fases progresivas del proceso de enfermedad, es decir de la reacción del oganismo por recuperar su estado de balance. Las primeras tres fases o humorales son las de excreción, inflamación y deposición; las últimas tres fases o celulares son la de impregnación, degeneración y desdiferenciación. Las fases de deposición y de impregnación son conocidas a su vez como fases de la mátrix. También se ha reconocido la llamada Ley de Hering la cual afirma que las enfermedades evolucionarán con el paso del tiempo desde el exterior hacia el interior, desde órganos y tejidos menos importantes hasta otros más importantes, y desde enfermedades no celulares hasta compromiso celular.
En la fase de excreción el organismo elimina los productos tóxicos y se manifiesta como tos, estornudo, vómitos, diarrea, etc. Si la toxicidad continúa se pasará a una fase de inflamación en la cual se inicia la limpieza mediante activación del sistema inmunitario y con la aparición de fiebre. Al continuar la agresión se llega a la fase de depósito con almacenamiento de los productos tóxicos en el espacio extracelular y pueden aparecer algunos tumores benignos encapsulados. Posteriormente se llegará a la fase de impregnación en donde se comienza una intoxicación intracelular y se afectan los procesos enzimáticos. Luego viene la fase de degeneración en la que se destruye la célula y finalmente la fase de desdiferenciación en la que se genera una nueva célula indiferenciada dando orígen a los tumores y el cáncer.
La muerte del cuerpo puede llegar en cualquier momento, a cualquier edad. La MAC no busca que alcancemos la inmortalidad del cuerpo físico, que es material y la materia es finita. Debemos aprender a morir. Tener salud no significa ser inmortal, el cuerpo se degrada progresivamente y en cualquier momento se debe abandonar, no necesariamente en la vejez como vemos con frecuencia, sino en cualquier momento de la existencia de acuerdo al programa teleológico del Ser.
El proceso para lograr la salud por lo tanto debe estar dirigido ante todo a evitar los factores de riesgo mencionados, físicos y emocionales. Sin embargo si se ha iniciado un proceso de toxicidad y enfermedad, es necesario:
- Realizar una desintoxicación con homotoxicología orientado a una limpieza del hígado, el riñón y el sistema linfático. El modelo de detoxificación homeopático debe ser prescrito por un médico.
- Desintoxicación con el método de microcoriente. La emisión de niveles muy bajos de electricidad en el orden de microamperios a frecuencias específicas definidas para cada órgano o para cada patología, ha demostrado ser muy eficaz sobre todo en los casos de dolor crónico asociado con procesos de intoxicación crónica exógena o causado por estrés o eventos emocionales.
- Potenciación de la desintoxicación del organismo con el uso de múltiples radiaciones como el Delta Cold Láser que agrupa colorterapia, magnetoterapia, ultrasonido y láser en frecuencias cercanas al infrarojo.
- Cambio de hábitos nutricionales para evitar los tóxicos alimenticios. Se tratará en el siguiente capítulo
- Proceso adecuado de meditación, para estimular la re-conexión con la Esencia y la Energía vital. De esta manera y bajo una guía apropiada se pueden sanar heridas emocionales que han intoxicado al sistema psicoespiritual y energético humano.
Ejercicios físicos orientados a restablecer la armonía instintiva con los centros emocional y mental. Esto se logra con ejercicios no competitivos aeróbicos, Yoga, Tai Chi y Qi gong.